miércoles, 10 de abril de 2013

Multimillonarios y paraísos fiscales, un matrimonio indisoluble

Del listado de 31 países que la OCDE calificó de paraísos fiscales en el año 2000 solo quedaban Niué y Naurú en 2012. Fenómeno sorprendente, por lo tanto, el de comprobar que Gibraltar, Mónaco, Liechtenstein, Mauricio, Seychelles, las islas del Canal, las Caimán, Bahamas o San Marino hubieran pasado a la consideración de países limpios y de buen comportamiento fiscal.

Todos ellos habían obtenido su certificado de buena conducta acogiéndose a una de las cláusulas que la propia OCDE había establecido, la de firmar al menos doce convenios sobre transparencia fiscal. En muchos casos, la trampa ha sido evidente. Los paraísos fiscales concluían tales convenios entre sí, con algún aditamento de país limpio, generalmente poco influyente, e incluso se concluían acuerdos con cierto tufo a compensación o soborno. 

Trece años después de la anatematización de los paraísos fiscales, y de las correspondientes promesas de erradicarlos, ha bastado la filtración masiva de datos por parte del Consorcio Internacional de Periodistas para comprobar que los tax havens (literalmente refugios -no paraísos (heavens)- fiscales) gozan de muy buena salud. Y ello en plena crisis económica y financiera, la que lleva acogotando a casi toda la Unión Europea. Que 130.000 individuos, procedentes de 170 países, guarden en tales refugios entre 15,4 y 23 billones de euros, según el último informe de Tax Justice Network, demuestran con nombres y apellidos que el presunto largo brazo de la ley no alcanza a toda la humanidad por igual.

Suiza, el paraíso tradicional al que casi siempre se han encaminado las grandes fortunas, respiró aliviada al saber que apenas el 0,05% de los componentes de esta jugosa lista de multimillonarios en busca de ventajas y opacidad fiscal estaba en la Confederación Helvética. El gobierno de Berna esgrimió el dato para demostrar que los suizos sí han hecho los deberes.

Pero si Suiza ha dado efectivamente pasos hacia la transparencia y la cooperación fiscal su pasado paradisiaco fue instado, consentido y fomentado históricamente por las tres potencias con las que tiene frontera: Francia, Alemania e Italia, cuyos sucesivos regímenes siempre vieron en las idílicas montañas helvéticas un lugar ideal para poner a buen recaudo tesoros nacionales o particulares. Las continuas guerras europeas y la constante modificación de fronteras pusieron de acuerdo a monarquías y nobleza para disponer de un territorio neutral, unánimemente aceptado y respetado, en el que incluso retirarse físicamente en caso de derrocamiento o de persecución política, esperando tiempos mejores y disfrutando mientras tanto de las rentas puestas al abrigo.
 
Las grandes potencias aprovecharon su dominio para proteger a sus multimillonarios. Tales han sido históricamente los casos de Francia respecto a Mónaco; Italia y San Marino; y, por supuesto, los campeones mundiales, el Reino Unido, que ha esparcido a lo largo y ancho del planeta sus territorios paradisiacos: desde la isla de Man frente a Irlanda a Gibraltar en la punta sur de Europa, pasando por Jersey y Guernsey -en el Canal de la Mancha-, toda la ristra de islas del Caribe más el territorio de Belice -en suelo continental centroamericano-, Mauricio -en el Índico frente a las costas de África- y Singapur -en el extremo de la estratégica península de Malaca-

Los grandes evasores fiscales norteamericanos tuvieron en la Cuba pre-castrista un paraíso ideal, sustituido desde entonces por las Bahamas, las Caimán y las Islas Vírgenes. Todo ello sin contar con que en su propio territorio está el microestado de Delaware, incluido por Tax Justice Network en su propia lista de paraísos fiscales. Miles de empresas están domiciliadas allí, incluidas algunas españolas, bajo el argumento de que realizan su actividad fuera de Estados Unidos, lo que les permite no pagar impuestos. No deja de ser sintomático, por lo tanto, que el 40% de las empresas que cotizan en la Bolsa de Nueva York tengan precisamente su domicilio fiscal... en Delaware.

Sin salir de la Unión Europea, el caso de Chipre ha puesto de manifiesto que el calificativo de paraiso fiscal no es privativo de islas cálidas, de arenas blancas y cocoteros en la playa. Ahí está el potente pequeño Estado de Luxemburgo, que alberga 227.000 millones de euros en depósitos bancarios, cinco veces el volumen de su PIB. Ya sean ricos multimillonarios, alemanes y holandeses en gran parte, o empresas de todo tipo, pueden disfrutar de estructuras jurídicas que les permite pagar un impuesto mínimo (holdings o sociedades de participación financiera), y beneficiarse, claro está, del secreto bancario. Pocos reprochan al boyante Gran Ducado su cicatería a la hora de atender los requerimientos de las haciendas extranjeras.

Y, en fin, ahí está también el caso del báltico Letonia, miembro de la UE desde 2004 y aspirante a integrarse en la eurozona. Las fortunas rusas que han escapado de Chipre han recalado en gran parte en la coqueta Riga, donde más de la mitad de los 17.000 millones de euros en depósitos bancarios corresponden a no residentes, es decir, un 20% más que en 2012.

Es, pues, evidente que las grandes fortunas, conseguidas legal o ilegalmente, tienden a preservarse de contingencias, y en primer lugar de los hachazos del propio fisco nacional. La denuncia global, como ahora es el caso de las filtraciones, contribuirá sin duda a hacer más difícil y costosa la antigua tranquilidad de que se disfrutaba en estos refugios. Pero, aún así, los más poderosos seguirán intentando hacer lo de siempre: guardar exclusivamente para sí lo que consideran solo suyo. Lo que conlleva obviamente el estigma del robo a su comunidad de procedencia, al evadir los impuestos correspondientes cuya carencia recae en el resto de los contribuyentes.

La próxima reunión del G-8 -las ocho potencias teóricamente más ricas del planeta- será en Gran Bretaña el próximo junio. Veremos entonces, y a la vista del escándalo de este fraude planetario, si hay verdaderas medidas de choque para erradicarlo o seguimos poniendo parches, más o menos como siempre. 

Pedro González,
Periodista, experto en Política Internacional. Fui director de Redacción de Euronews y fundador del Canal 24 Horas de TVE.
Zommnews.es
http://www.zoomnews.es/39611/actualidad/mundo/multimillonarios-y-paraisos-fiscales-union-indisoluble

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